Carta de
Dimitris Politis y Giannis Mihailidis:
Hablamos
con motivo del juicio contra la organización revolucionaria Conspiración de
Células del Fuego, ya que resulta que estamos en busca y captura por este caso.
No nos
estamos dirigiendo a lxs judiciales representantes del Poder. No tiene ningún
sentido dirigirnos a nuestrxs enemigxs. Nos dirigimos a nuestrxs compañerxs,
tanto en estrecho/afín como amplio sentido de esta palabra. Tratamos de
reunirnos con toda chispa rebelde que está en las almas de la gente que
siente,–así como lo sentimos nosotros–,ahogada en los convenios que el sistema
nos impone.
Para
comenzar, tenemos que aclarar que no somos miembros de la Conspiración de
Células del Fuego y eso no para rehusar a cualquiera de nuestras
“responsabilidades legales”, sino para evitar que nuestro discurso político sea
identificado con aquel de la organización, puesto que sí tenemos nuestros
desacuerdos. Por supuesto seguimos siendo no arrepentidos de nuestra elección
de realmente apoyar a lxs compañerxs de la CCF y estar apoyados por ellxs, como
también de nuestra opción de sumarse activamente a la lucha anarquista. En cada
caso somos enemigos de su justicia y resulta lógico que se nos trata como
tales.
Como
anarquistas, estamos hostiles frente al sistema jurídico y frente al Estado en
su totalidad. Entonces, toda persecución penal lanzada por el Estado contra
nuestro es también un titulo de honor. Por supuesto que éramos clandestinos
antes que el Estado nos declarase como tales, ya que desde hace tiempo habíamos
puesto en duda y rechazado la vigencia de sus leyes, infringiéndolas tanto
abiertamente como a escondidas. Al dilema “¿legalidad o clandestinidad?”
habíamos elegido de no responder. De todos modos la acción revolucionaria no se
delimita a la que está autorizada por la ley. Si la ley logra de asimilarla,
ella pierde su esencia.
El hecho
que unx se niega a entregarse naturalmente no es sólo una parcial opción de
rechazo y desdeño hacia el sistema judicial y sus marionetas. Es la postura
vital frente a las decenas de pequeños y grandes “golpes de Estado” que este
último ejerce sobre nuestras vidas. Desde el chantaje de trabajo asalariado y
ser atrapadxs, de manera física y psíquica, en los tentáculos de la dictadura
económica, a la violenta represión por las armas y porras policiales y a la
proyección virtual de nosotrxs mismxs como una pálida imitación de papeles
sociales, identidades y prototipos vistos en las pantallas del mundo
tecnológico. La dictadura económica basada en el tráfico de armas y de drogas,
se alimenta de la sangre de las matanzas de seres humanos causadas y
organizadas por el mundo industrial que gozando la exención saquea la tierra,
tortura a todo ser vivo que le resulta útil y mata a todo lo que no logra de
adaptarse a su desarrollo voraz.
La vida y
la existencia de una persona libre, de unx anarquista, no puede ser determinada
por los libros jurídicos, banquillos de los juzgados o sus eminencias
autoritarias. Este es el idioma de la derrota, de la reconciliación y de la
capitulación absoluta. Es como depositar tu propia existencia en la máquina de
picar carne y esperar a que llegue la sentencia. Terrorista culpable o
ciudadano inocente. Un semejante punto de vista acepta por adelantado las identidades
que nos impone el Poder para dividirnos y fragmentarnos, así como lo hace con
todxs sus enemigxs en este mundo capitalista. Inocente o culpable, legal o
clandestino, pacífico o violento…Es por eso que el mecanismo represivo nos
juzga sobre todo por la postura que tengamos y no a base de pruebas que
llevaron a nuestro encarcelamiento y condena. El único dilema que reconocimos
es claro: con lxs rebeldes en todas partes, con lxs enemigxs de lo existente o
con lxs que crearon y apoyan a lo existente…
De este
modo ya de antemano habíamos decidido que si los mecanismos represivos nos
pongan en su punto de mira, vamos a defender nuestra libertad como nuestra
causa personal. Porque cuando la libertad es regateada en una sala judicial a
cambio de renegar un poco o doblar el moral de unx, ya no se trata de libertad.
Es sumisión. Si no hubiéramos conseguido seguir en libertad (asediados),
seguramente ahora mismo desdeñaríamos a lxs jueces y profanaríamos a sus
cubiertos de sangre rituales, estando junto con nuestrxs compañerxs que ya les
están escupiendo en las caras, sea con su ausencia o sea luchando para mostrar
las contradicciones del sistema judicial.
Por lo
tanto declaramos que una de las razones de nuestra huida de la justicia es
puramente nuestra dignidad individual.
La otra
razón es seguir la lucha anarquista con todos los medios y en todas sus formas.
Porque si
hubiéramos abandonado la lucha en esta difícil situación sería como si nunca
habíamos luchado.
En cada
uno de los juicios nuestra única línea de defensa será la defensa de la acción
anarquista. Y en el caso en cuestión, la defensa de la violencia revolucionaria
en general y de su forma guerrillera en particular, la cual está atacada por
esos juicios antiterroristas.
La lucha
se lleva a cabo en primer lugar y sobre todo en el nivel de conciencia y luego
en un nivel “militar”. Esto no significa que vamos a renunciar a la acción
violenta, ya que el hecho de pasivamente aguantar a nuestros tiranos
seguramente no promulga la concienciación. En vez de eso significa la
promulgación de acción con todos los medios y en todas sus formas.
En el
mundo de la violencia universal en que vivimos, cualquier postura vital que en
su conjunto está no violenta obviamente resulta imposible. El capitalismo es la
guerra de todxs contra todxs, es la aplicación del lema “tu muerte es mi vida”.
De la competencia de esclavitud asalariada a las guerras entre Estados.
Entonces también tu pasiva aceptación implica el apoyo a un sistema totalmente
brutal, ya que este último te permite sobrevivir sólo si trabajas y consumes
dentro de sus marcos. Por lo tanto, la cuestión es volvernos en contra de la
máquina. De ejercer violencia, pero no indiscriminadamente y patéticamente
contra todxs y contra nosotrxs mismxs, sino contra lxs administradorxs y
defensorxs de ese sistema, contra todxs poderosxs, grandes y pequeñxs,
empezando por grandes capitalistas que se aprovechan de la explotación, por lxs
gestorxs estatales de política y hasta “el último engranaje de la máquina”,
pues los maderos, esxs mercenarixs armadxs del Estado.
Tomando
en cuenta la débil condición en que nos encontramos frente al Estado, los
golpes más severos en el nivel de violencia son más fáciles de lograr
utilizando el modo guerrillero. En el etapa en que estamos, las estructuras
guerrilleras son invitadas a contribuir tanto a la difusión de nuestras ideas
tras realización de unos sucesos impresionantes como también, frente a la
represión, sembrar el temor en el bando enemigo. Por ejemplo todo el terreno
conquistado durante una manifestación es naturalmente más fértil, puesto que
hace la violenta y revolucionaria práctica inmediatamente apropiable para mucha
gente, pero por ahora, dada exactamente esa debilitad que habíamos mencionado,
la acción callejera tiene opción de respetar a ciertos compromisos o ser
reprimida, por esto también los medios de violencia elegidos por lxs
manifestantes suelen ser correspondientes a lxs de la represión. Cuanto más
crece nuestro número y cuanto más nos organicemos tanto más fuertes nos volvemos
en el nivel de calle. Y en este punto tenemos que recalcar que las estructuras
guerrilleras pueden servir también como el boceto de la organización militar
para las futuras batallas en todos los frentes. Es decir, en la parte
organizativa pueden contribuir como un ejemplo y una propuesta.
En
nuestra opinión la acción guerrillera en su totalidad en ningún caso entra en
conflicto con nuestra presencia en la calle o con nuestra participación en los
procesos abiertos. Al contrario: puede y debe que servir de manera
suplementaria (como algo antagónico puede ser vista sólo por parte de unas
opciones equivocadas que surgen del falta de respeto de unx hacia la lucha del
otrx). Esta es la impresión que el Estado intenta inspirar para dividirnos. Su
método es generalizar la represión después de cada uno de ataques fuertes. Esto
es lo que engendra a esa reacción psicológica en la gente que viven la
represión interiorizándola.
Porque
conscientemente somos capaces de ver que a largo plazo toda acción violenta
funciona para nosotrxs como una victoria, ya que provoca un espanto en el
enemigo. Y viceversa: mientras que disminuya la acción, la represión va
aumentando hasta que ya no tiene sentido porque todo quedo necrotizado (por
ejemplo en los países europeos donde ya no hay acciones revolucionarias y
violentas, después de unas marchas, digamos rudimentarias, los maderos suelen
de detener a todxs sin que alguien se oponga, algo que en Grecia el legado de
los permanentes disturbios hizo impensable). Desde el momento en que optas por
resistir al Estado, la represión es un hecho dado y naturalmente la solución no
está en parar de actuar sino en multiplicar tu lucha para superar a esta
represión.
Una
argumentación que espera a que “las condiciones objetivas sean maduras”, lo que
espera en realidad es la situación en que el Estado ya ha sido vencido. Ni la
acción violenta revolucionaria ni la guerrilla urbana son la causa de las
calumnias, pero al contrario la inactividad es la razón de que nuestras ideas
sean hacinadas en el abismo de sobre-información e insipidez ofrecidas por la
propaganda capitalista con sus productos publicitarios. Si no sigamos creando
brechas y siendo agresivxs, la democracia burguesa nos va a asimilar y luego
vender como un producto más en estanterías de las librerías, en las
conferencias universitarias para consumidorxs intelectuales o hasta en las
camisetas y chapas de lxs punkis comerciales.
Cualquier
“camino diferente” pasa por la renuncia y termina en una derrota total. Porque
mientras estás luchando, en las batallas en que participas sí ocurren muchas
“derrotas”, pero en cuanto sigas de pie y dignx aquellas están gestando la
continuación y el fortalecimiento de la lucha. Mientras que vivamos y
respiramos en este mundo, tenemos también la capacidad de contribuir a plasmar
las condiciones que hay. Se trata de una guerra de desgaste, una llama que un
puñado de personas puede mantener encendida esperando para reavivación del
fuego, así como cuando lo de tirar piedras a las fuerzas represivas era la actividad
de unxs pocxs compañerxs hasta que por fin se ha difundido, gozando hoy en día
una participación masiva. Si no fuera por este legado, “la calle” sería sin
duda muy diferente. Pues, la única lucha derrotada es aquella que nunca
hicimos.
La
apuesta es radicalizar la lucha, tanto en nivel de ideas como en nivel de
acción. La revolución es una continua lucha en interior y fuera de nosotrxs
mismxs, un permanente esfuerzo de evolucionarse a sí mismx. Ninguna idea
estática tiene lugar en una mente revolucionaria. Todo valor y toda idea se
pongan en duda para dar a luz a los nuevos valores y las nuevas ideas, las
cuales a su vez también serán cuestionadas. Todo proceso mental perdería su
sentido si no estuviera reflejado en nuestra relación con el mundo verdadero.
Si no lleva a la agudización del conflicto con la estructura autoritaria. Esto
que nos hace anarquistas es nuestra firme posición de enemistad frente al
Poder. Una posición que encuentra su razón de ser tras cuestionar las cosas, ya
que cuanto más nos esforzamos para cuestionar a esta idea tanto más fuerte se
hace ella. Cuanto más intentamos de crear las comunidades solidarias y cuanto
más en fondo vemos el peste autoritario, tanto más directamente le miremos en
los ojos y tanto más definimos a nosotrxs mismxs y a nuestras relaciones.
Porque la anarquía no pertenece a algún imaginario “más allá”, está aquí en la
lucha por conquistar el presente. El ensueño sobre su expansión universal
alimenta a nuestras esperanzas, pero no tenemos ilusiones. En la historia de
los seres humanos no hay nada cierto.
Esto es
nuestro posicionamiento respecto al juicio. Cuando el procedimiento judicial se
aplica a lxs enemigxs declaradxs del Estado, toma otro carácter. Se vuelve un
campo de batalla en que el Estado trata de mantener el imagen de su
omnipotencia frente a lxs rebeldes que continuamente muestran las
contradicciones de ese miserable procedimiento. El ritual de la obediencia está
profanado. Por esto el Estado moderno y democrático se asegura de que estos
juicios fueran realizados bajo un régimen especial.
La
solidaridad tiene que lucir para llegar a la importancia que le corresponde a
este juicio y para derrumbar, aunque sea temporalmente, los muros que nos
separan de nuestrxs hermanxs encarceladxs que llevan cabo su propia lucha
dentro de esos cementerios de almas en los cuales les enterró la democracia.
Por esto
motivo y dado el vacío de acción creado por la detención de la Conspiración, se
requiere montar unas nuevas organizaciones. Hoy en día es aún más necesario organizarnos
y actuar en todos los niveles. Hoy en día, cuando su mundo está en crisis y
cuando las individuales jaulas de comodidad se están desmoronando junto a los
subsidios sociales del Estado, se presenta una oportunidad de expandirnos en
vez de encogernos por el miedo a la represión. La represión se produce como
consecuencia del acorazamiento del Estado y nosotrxs debemos que lanzar el
contraataque en todos los niveles.
Que los
dos esos vacíos asientos nuestros en el banquillo de lxs acusadxs, junto a lxs
prisionerxs que siguen no arrepentidxs, recuerden a nuestrxs perseguidorxs que
la represión no ha ganado, que la lucha sigue y que por cada unx que resulte
capturadx alguien otrx agarrará la pistola para seguir y esta pistola siempre
les va a apuntar a ellxs. Mientras que traten de ensombrecer el sol de la
anarquía, acechará el peligro que les caiga una fuerte lluvia de balas.
NO
RETROCEDEMOS-NO NOS ENTREGAMOS
Nos
solidarizamos con nuestrxs compañerxs de la Conspiración de Células del Fuego,
con nuestro compañero Theofilos Mavropoulos, con lxs anarquistas
revolucionarixs acusadxs por el mismo caso y con todxs no arrepentidxs
prisionerxs de guerra revolucionaria.
ATAQUE EN
TODAS SUS FORMAS CONTRA EL DOMINIO DEL ESTADO Y DEL CAPITAL
Saludos
compañeristas a todxs que luchan contra el sistema del Poder.
NI UN
MILÍMETRO ATRÁS.
7,62 MILÍMETROS EN LAS CABEZAS DE LXS ENEMIGXS DE LA LIBERTAD.
VIVA LA
CONSPIRACIÓN DE CÉLULAS DEL FUEGO
10, 100, 1000 ORGANIZACIONES REVOLUCIONARIAS
VIVA LA
ANARQUÍA
Dimitris
Politis
Giannis Mihailidis