Terrorista es quien encierra, quien golpea con la porra, quien devasta.

Desde una cárcel

¡Atención! ¡Atención!

Esto, a 100 días de mi detención, es un pequeño aporte que quiero hacer para poneros a todxs en guardia.

1) Si, por algún casual, tenéis lámparas en casa que funcionan con bombillas, tened cuidado, os podríais arrepentir. Pero si no podéis hacer menos que tener alguna, no tengáis en casa otras bombillas que aquellas que ya están colocadas en la lámpara. Cuando se fundian, caminaréis en la oscuridad y, solo entonces, podréis comprar unas nuevas. Sin embargo, aseguraos de tirar las rotas, porque también esas, según han indicado los agudísimos Ros y fiscal, son una forma óptima de fabricar bombas.

2) Si veis oportuno embellecer vuestra presencia física con pendientes, fijaos en no comprarlos de cobre. Y si, por casualidad, un amigo o amiga os quiere regalar un par, deshaceos de ellos sin demora, ya que son armas peligrosísimas.

3) Si no tenéis la obsesiva costumbre de dar un lugar para cada cosa, sino que sois desordenadxs y tendéis a tener una caja de herramientas improvisada donde, entre otras cosas, tenéis clavos y clips, ¿qué deciros? Evidentemente sois peligrosxs terroristas, preparadxs para montar bombas a cada momento.

4) Si os pasa de tener en casa pinzas para tender la ropa, no de plástico, sino de madera, incineradlas, quemadlas, esparcid sus cenizas a los cuatro vientos. No tenéis ni idea de lo que se esconde detrás de ellas.

Queriendo ser seria, toda esta retahíla de pequeños avisos, pero no sin importancia, sirven por que la noche en que me detuvieron encontraran en la casa donde vivo con mi compañero (y en la que yo no estaba) bombillas de repuesto, pendientes de cobre, clavos, clips y una pinza de madera. Ellos lo reunieron todo, lo fotografiaron y lo organizaron de tal forma que pareciera un conjunto de objetos para preparar artefactos explosivos. De hecho, así presentaron los Ros y la fiscal el material confiscado durante la audiencia de la revisión del arresto.

No hablemos ya, obviamente, del hecho de que, no habiendo encontrado ningún material escrito que describa cómo preparar tales bombas, hayan dicho, evidentemente grandes conocedores de mi persona, que no lo necesitaba, “ya que todo estaba en mi mente, ¡en mi buena memoria!”. Cualquier comentario es superfluo, ¿no?.

Me gustaría añadir un último punto a la lista, aunque a primera vista pueda parecer un poco inherente a los anteriores:

5) Si este mundo os da asco, si repudiáis la guerra, la explotación y la devastación; si nunca habéis tenido miedo de decirlo; si nunca habéis bajado la cabeza pensando “yo no puedo hacer nada”; si siempre habéis puesto la cara; si tenéis claro en la conciencia de quienes son los responsables de las terribles vidas que llevamos; si estáis convencidxs de que la sociedad en la que vivimos esta lobotomizada; si no conseguís mirar una jaula con indiferencia; si el corazón se os cierra, os hierve la sangre, se os nubla la vista al pensar en una mujer, un hombre o un animal encerrado, bah, tarde o temprano, como dice una mujer encerrada aquí conmigo: “te tienes que hacer la cárcel”.

Y si este mi ser, esta Giulia que estoy descubriendo fuerte, digna, aun más convencida de sus ideas y desdeñosa hacia la aniquilación a la que, quienes me tienen encerrada, querrían lanzarme; si este ser mío ellos lo quieren etiquetar como peligroso, que fabrica bombas, que participa en asociaciones subversivas (tal vez, afiliada a la fai-informal, a pesar de que cualquier cosa que yo haya hecho, dicho o pensado, no pueda hacer pensar en modo alguno, en una mínima adhesión o participación por mi parte) diseñadas para aterrorizar y sembrar el pánico entre la gente, bah, yo no se lo permito y se lo devuelvo todo al remitente.

Terrorista es quien encierra, quien golpea con la porra, quien devasta. Y, así, parafraseando una canción, que tiemblen los poderosos ante los ánimos fieros de todas estas “terroristas”, que no tienen miedo de luchar contra todo aquello que realmente genera y fortalece el terror, la discriminación, la desigualdad, la devastación, la explotación.

Que tiemblen, ¡que tengan miedo! Su verdadero temor es que saben que cualquier jaula en la que me metan alrededor, ya sea una celda, un trabajo, la difamación, o el aislamiento, nada me quitará las ganas de romperla y de seguir mirando el mundo con ojos lúcidos, duros, vitales y libres.

Que se estrujen bien el cerebro para encontrar anillas mejores para mis cadenas, yo seré más fuerte. Porque tengo en mí un conocimiento, una conciencia de lo que son, que jamás mellarán.

Que se especialicen en el arte sublime (realmente, arte de nuestro tiempo) de reinventar el significado de las palabras, allí donde guerra se convierte en misión de paz; allí donde las bombas son inteligentes y no son peligrosas y los pendientes de cobre y bombillas, explosivos peligrosos; allí donde el terrorismo no define a quien encierra, mata, reprime sino a quien critica todo eso; allí donde la devastación se llama civilización, progreso o riqueza; allí donde no aceptar el status quo de la injusticia es sinónimo de peligrosidad social; allí donde a lxs inmigrantes encerceladxs se les llama huéspedes.

Mis palabras no tienen el peso de la historia de nuestro tiempo, de la rabia, de la insolencia, de las ganas de acabar con toda la crueldad, la ferocidad de la jaula que encierra la vida de todxs nosotrxs, dentro y fuera de las cárceles, esclavxs de una vida que no queremos, de un mundo que se desmorona y que llama a sus residuos progreso.

Con lxs que luchan, con lxs que no se someten.

Las bombas y el terror los siembra el Estado, el Poder y nuestra santa Democracia.

Por la libertad de todxs.

Una mujer libre.
Giulia.

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