¿Ves por qué me encabrono? ::Historias de Juaritos::



-Nos matan por esta madre ¿Y no nos podemos dar ni un pinche gallo? Dice K desesperado por no poder conectar mota.

-Tiene toda la mañana buscando, anda erizo. Dice D a modo de justificar su acelere.  

-Ya fuimos con varios conectes, a todos los revientan carnal, dos tres semanas y truenan, bueno se los truenan, jajaja. Suelta la carcajada K.  

-Sólo queda un lugar pero está rodeado de chota. Es misión suicida. Entrar, conectar y salir. Invisibles. Los acompaño a la Bellavista. En el camino, K me platica su teoría basada en Crimen y Castigo de Dostoyevski. Según la cual, tu puedes meterte a la boca del lobo, navegar entre cientos de chotas, pasar retenes y revisiones sin problema siempre y cuando mantengas la calma. 

 -Ellos huelen el miedo, son como los perros, con perdón de los perros. Se basan en la aparencia y la actitud para sus revisiones, en la culpa. Yo por eso tranquilo. Ando linea, camino con mi morra, ni los volteo a ver. Para mi no existen. No me paran policías ni soldados y siempre traigo mi toque clavado carnal. Remata K. Llegamos por la avenida Juárez, un retén militar junto al puente internacional. Convoys de Policía Municipal y Federal apuntando con sus armas. Es certera la comparación de K, logro visualizarlos como una jauría de perros rabiosos recién liberados tras días de encierro, acechando. Al doblar en una calle cesa el ruido y movimiento. Un tipo en bicicleta se nos empareja

-¿Qué andan buscando?

-¿Tienes mota carnal? Pregunta K.

-No hay mota, sólo piedra y chiva. Responde tajante, nos observa sin vernos directamente y echa un vistazo alrededor. 

 -Chido carnal. Seguimos caminando, pregunta, dos, tres, cuatro veces, misma respuesta.  

-¿Cómo la ves? Pura piedra, pura piedra, pura chiva, tengan su pinche chiva ¿Creen que estamos pendejos? Queremos motita, no esa mierda. ¡Natural ese, no veneno! ¿Ves cómo los pone? Se los echa en dos tres meses. Los chupa así. ¡Se los chinga! Pura piltrafa humana bato. Estos cabrones quieren que te metas a huevo lo que ellos quieran. ¿Dónde queda el derecho que tenemos de meternos lo que nos de la gana? Mientras los pinches gringos de Wall Street y Hollywood reciben pura calidad sin semilla y fresquecita, nosotros acá como pendejos buscando aunque sea guarumo. Metiéndonos su basura. ¡Está cabrón! ¿O no? Va renegando K, mientras sigue buscando. Los dealers haciendo equipo, división del trabajo. De decenas de tienditas que había en el lugar, el bufett de drogas, ahora encuentras una operación conjunta. A uno le pides, otro cobra, otro entrega, todo en la calle, en movimiento. De un bar se escapa la nueva versión de Panamericano, dos hostes que se mueven al ritmo de la rola nos invitan a entrar. Bicicletas, perros, carritos de burritos, parqueros, prostitutas, borrachines y negocios ayudan a montar la escenografía de la película que vas imaginando al caminar. Nos piden que esperemos afuera de una peluquería. Hay un bato de lentes oscuros sentado con un perro de pelea a un lado, una estatua vigilando. Me siento junto a él, reconozco el lugar, le digo que estuve ahí de niño con mi padre, le interesa la plática, responde amable. ¿De dónde vienen? El perro babea, olfatea, impone. D toma una foto de unas aves en un cable eléctrico. El bato le pide que se acerque, se sube los lentes y le dice.  

-Mija, le voy a dar un consejo que le puede salvar el pellejo. Cuando venga a lugares como este nunca traiga cámara, y si la trai clávela, no la saque. ¿Me entiende? Luego nos hace comentarios de que está cabrón, los traen jodidos, han matado a muchos del barrio.  

-Nosotros les garantizamos la venta, la merca, entrar y salir de aquí es bajo su propio riesgo. Estamos rodeados de policía pero tenemos que jalar, antes estabamos las veinticuatro horas, ahora nos quitamos a las cuatro o cinco de la tarde, así está el abarrote carnal. Nos dice olvidando su cara de vigilante y tranquilizando al pitbull que espera la órden de atacar a D. Llegan las dos latas. Salimos nuevamente a la avenida Juárez, bullicio. Convoys de Policía Municipal y Federal. D no habla. K me enseña discretamente una bolsa antes de clavarla, se me acerca, me mira a los ojos y dice. 

 -Esta es la mota más dificil de conectar y la más cara del país, una lata que no te alcanza ni para un minichurro te cuesta 30 o 40 varos. Seca, con semillas y palos. ¿Ves por qué me encabrono?
.::el:alas:blissett::.

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