Y el frió que trémulo se expresa en la piel,
La decadencia de un espíritu inició
Y los parpados se apagan en él;
Los cielos son obras de arte
Día a día, noche a noche, momentos
En los que le dedicamos
Un espacio a pié;
El abrigo del nómada es el cansancio,
Y el viento no fragua si no se siente,
Ansiando una vehemente y perenne
Armonía, que nunca obsequiará el hastío;
Una mano tibia y un escapulario de Morfeo,
Dictan un ferviente porvenir,
Y solo vemos transporte férreo
En el que aún no quiero subir;
Las aguas quietas del saber encierran la tormenta,
Y un huracán solo conserva la calma en su incentro,
Pero llegar, mas que de sabios es tener un encuentro
Con la precaución y no llegar sería la peor afrenta;
Las delicias de la normalidad son vagas en el tiempo,
Falacia maldita que arde con el absurdo perecedero,
Que elimina toda opción de sendero,
Y convierte a la inseguridad en un templo;
Dicen los sinceros engañando, no mentir,
Dicen los sabios enseñando, no hablar,
Dicen los perversos con dolor, no vivir,
Dicen las calles en silencio, interpretar…
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