Grecia Resiste


Textos traducidos del griego realizados por lxs compañerxs de la ASOEE (Asamblea de la Facultad de Económicas ocupada en Atenas)

.La revolución se realizará con precisión de manual. El asesinato de Alexandros Grigoropoulos el 6 de Diciembre desata enfrentamientos generalizados. La gente reacciona de la única manera que se puede responder ante un asesinato estatal: atacando. El lunes lxs estudiantes atacan masivamente al parlamento y a comisarías de policía. Cinco días después los enfrentamientos incesantes muestran que lxs que todavía dicen que se trata simplemente de una venganza son ingenuxs. Este asesinato no fue accidental, era posible. Como posible debe ser una reacción cuando te ves obligadx desde tus cinco años a pasar por rejas y puertas con apertura automática. Así porque si listx para enfrentarte a las cargas escolares, continúas acostumbrándote básicamente a la angustia del rendimiento, de la calificación de cada curso y de los exámenes sin aviso. Con grandes expectativas desde el entorno familiar y con la discriminación entre buenxs y malxs, extranjerxs y griegxs, empollonxs y tontxs, forman tu psicología y el modo de comunicarte con lxs demás. Después te revelan que todo eso no es suficiente. Tu tiempo tiene que concentrarse y tu cabeza estallar. Empieza el aprendizaje de idiomas extranjeros, las academias, ECDL. El tiempo libre “se traslada” a la noche y se realiza dentro de la casa. Es imposible hacer todo esto si no estas convencidx de dos cosas: disciplina y obediencia, hacia el profesor que tiene la responsabilidad de tu educación y hacia tus padres que tienen que hacerte “hombre/mujer” útil y productivx para la sociedad. Si todo eso no lo consigue la escuela en doce años, lo intentará la rígida jerarquía del ejército.

Cuando ya eres disciplinadx, obediente y has recibido la formación tecnológica o universitaria que te hará una herramienta útil en las manos de tu patrón, sin muchas cavilaciones, lo comprarás todo: tu salud, tu casa, tu seguridad, tu diversión, tu propio trabajo, con obediencia, disciplina, con dinero, con tu voto, vendiéndote, agachando la cabeza mientras maltratan y matan a tus compañerxs obrerxs, estudiantes, inmigrantes o estudiantes universitarixs. Deber y autoritarismo, austeridad, cualificación continua, conformidad compulsiva – una enseñanza en la cual el pensamiento se asfixia y no puede enseñar nada más que la subordinación y la seguridad que ofrece la barbarie del estado y de los que tienen el poder. Queremos una vida que se base en la creatividad, no en la compulsión, la culpabilidad y la dependencia. Queremos que la educación se base en el placer y la pasión. Queremos hablar igualitariamente y directamente en plazas, calles, ámbitos laborales, anfiteatros, aulas y patios, aprovechando el tiempo para sacar una conclusión y no para el traspaso de opiniones y decisiones. Que nuestra existencia física o social no se delegue de forma indirecta en políticxs y partidos, profesorxs y expertxs, periodistas y medios de comunicación masivos, patronxs y curas. Queremos que eso no pase mañana, sino que pase hoy. Que lo que queremos nosotrxs y lo que queréis vosotrxs se unan a través de la solidaridad. ¿Vosotrxs que queréis?

EL TEDIO CREA VIOLENCIA Y LA FEALDAD DE LOS EDIFICIOS CREA VANDALISMO INICIATIVA DE LOS OCUPANTES DE LA UNIVERSIDAD ECONÓMICA DE ATENAS



2. Reflexiones revolucionarias sobre la insurrección en Grecia.

Si no me quemo yo
Si no te quemas tú
Si no nos quemamos nosotros
¿Como vendrá el brillo de la oscuridad?
(Nazim Hikmet "Como Kerem")

estamos aquí
estamos a todos lados
somos imagen del futuro

Con el miedo en los dientes, los perros gritan: Vuelvan ya a la normalidad, se acabó la fiesta de los locos. Los filólogos de la asimilación ya han empezado a desenterrar sus caricias afiladas. "Estamos dispuestos a olvidar, entender, cobrar el desorden de los días pasados, pero ahora, que se sienten bien, porque si no, vamos a traer nuestros sociólogos, nuestros antropólogos, nuestros psiquiatras. Como padres buenos, hemos tolerado vuestro estallido sentimental con paciencia. Miren ahora cómo están vacías las aulas de las escuelas, las oficinas, los escaparates. Ha llegado la hora de volver, y quien se niegue a cumplir este deber sagrado, será golpeado y estudiado socio- y psicológicamente. Esta pregunta circula por la ciudad. "¿Están en vuestras plazas?".

La democracia, la armonía social, la unidad nacional y todos los grandes abrazos que huelen a muerte ya nos están esperando…

El poder (desde los padres hasta el gobierno) intenta no sólo reprimir la revuelta y su generalización, sino también producir una relación de sumisión y subjetivación. Una relación que determinara la vida política como una esfera de cooperación, compromiso y consentimiento. "Política es la política del consentimiento. El resto es guerrilla, disturbios, caos". Aquí una traducción de lo que nos están diciendo. De su esfuerzo de negar la sustancia de cada acción y separarnos, aislarnos de lo que podemos hacer. No hacer uno de los dos, si no dividir una y otra vez uno en dos. Los mandarinos de la armonía, los baronos del silencio – orden – seguridad nos invitan a ser dialécticos. Pero estos juegos son demasiado viejos y su miseria se ve en las barrigas podridas de los sindicalistas, en los ojos descolorados de los intermediarios, que, como si fueran aves de rapiña, se instalan sobre cualquier negación, cualquier pasión por lo real. Les vimos en Mayo, los vimos en L.A. y en Brixton, les estamos viendo hace décadas comiendo lo poco que queda de los huesos de la revuelta del Polytecnico. Les vimos otra vez ayer que, en vez de convocar una huelga general, se inclinaron adelante de la legalidad y cancelaron la manifestación de la huelga. Porque saben muy bien que el camino para la generalización de la revuelta pasa por medio del terreno de la producción. Pasa por la ocupación de los medios de producción de este mundo sofocante.

Mañana vendrá un día del que nada es seguro. ¿Y qué podría ser más
liberador después de tantos años de seguridad? Un tiro fue capaz de interrumpir una serie de tantos días iguales la una a la otra. El asesinato de un niño de 15 años fue el momento de un desplazamiento capaz de tirarlo todo abajo. El desplazamiento del simple trámite de otro día más al punto en que tanta gente pensó al mismo tiempo "ya está, se acabó, todo tiene que cambiar y somos los que lo van a cambiar". Y la venganza por la muerte de Alexis se volvió una venganza por cada día que estamos obligados a vivir en este mundo. Y lo que parecía tan difícil, salio tan fácil. Esto es algo que ya ha sucedido, algo que ya tenemos. Si hay algo que da miedo, eso es la vuelta a la normalidad. Porque en las calles destrozadas y saqueadas de nuestras ciudades brillantes, no sólo vemos los resultados de nuestra rabia, sino la posibilidad de empezar a vivir. Ya no tenemos nada más que hacer, que instalarnos sobre esta posibilidad, convirtiéndola en una experiencia vivida. Aterrizando en el terreno de la cotidianidad nuestra creatividad, nuestra fuerza de cumplir nuestros deseos, la fuerza de no sólo pensar en, sino también construir lo real. Esto es nuestro espacio vital. Todo el resto es muerte.


Quien quiere entender, entenderá. Ahora es el momento de romper las celdas invisibles que nos inmovilizan a cada uno de nosotros, a sus vidas pequeñas y miserables. Y eso no sólo o necesariamente requiere atacar a comisarías y quemar grandes almacenes y bancos. El momento en que uno abandona su sofá y el pensamiento apático de su propia vida y sale a la calle para hablar y escuchar, dejando detrás suya, espontáneamente, cualquier cosa privada, contiene, en el terreno de las relaciones sociales la fuerza desestabilizadora de una bomba nuclear. Y eso porque la fijación de cada uno de nosotros a su mundo pequeño, está ligada a las fuerzas de atracción del átomo. Las fuerzas mismas que hacen el mundo capitalista girar. Esto es el dilema. Si no estas con los insumisos, estas sólo. Y ésta es una de las pocas veces que un dilema puede ser tan absoluto y tan real al mismo tiempo.

3. Ideas dispersas desde el brillo eterno de una mente despejada.

En estos días todxs vivimos una sublevación. Una sublevación que nos ha superado en muchos sentidos. No estábamos preparadxs para esto. Nadie lo estaba. La cuestión es qué haces en este concreto momento. Para todas las personas que llevaban a cabo formas de resistencia ya antes de la fecha del pasado sábado ha llegado la hora de actuar de forma inmediata. Muchxs de nosotrxs hemos derrochado interminables horas de nuestras vidas en asambleas y charlas, visualizábamos desde antaño otro mundo. Este mundo lo presentábamos a través de nuestras acciones y de nuestro discurso político y lo resumíamos en nuestras propuestas hacia la sociedad. Ha llegado la hora de hacer realidad estas propuestas, en tanto en cuanto es posible. La sublevación está ocurriendo ahora, las cosas toman forma de manera dinámica. Puede que no tenga exactamente las características que queremos, pero tenemos que actuar. En cualquier caso, tampoco la sociedad previa a la sublevación tenía la forma que queríamos. Y sin embargo actuábamos. Esta juventud que ha salido a las calles y que ha echado por tierra todo a su paso, es la juventud apolitizada que todxs insultábamos por su apatía. Puede que tras sus acciones no exista ningún trasfondo político. Pero a pesar de que no estamos completamente de acuerdo con sus prácticas, sus acciones son extremadamente políticas; simplemente no han conseguido todavía justificarlas políticamente. El enfrentamiento puro, rabioso, sincero y sin compasión al sistema es, sin lugar a dudas, una acción política. Porque "imagen tuya soy sociedad y a ti me parezco".

En este momento queremos conseguir la generalización de la revuelta. El tema es cómo lo conseguiremos. La sociedad, en este concreto momento, la componen dos partes. La primera se subleva y pide algo diferente, pide vida, demanda y toma la vida. La otra, la mayoritaria, que está todavía sentada en el sofá, enfrente de la televisión, alimenta su mente con más veneno que nunca. Este último grupo de personas no va a salir a la calle porque mantiene su normalidad, mantiene sus cadenas incluso en estos momentos de sublevación. Y esto sucede mediante el trabajo. Desde el momento en que existen las ocho horas que mantienen a las personas en los despachos y las dirigen después, cansadas, a un sofá para convertirse en un producto consumible del poder y de los medios de comunicación, la generalización no llegará nunca. Incluso nosotrxs mismxs marchamos a nuestros trabajos para regresar después a la lucha. Así que el trabajo... Este constituye el supremo factor represivo de este sistema. Su piedra angular. Y esto sucede porque está conectado con la producción.


Habitante de la Facultad de Económicas (ASOEE)

http://sovmadrid.cnt.es/greciatextos.htm

1 comentarios:

La Bota y la Falda dijo...

Quiero irme a Grecia!

Viva Alexandros Grigoropoulos!

Si así esta pasando en un país de supuesta alcurnía de pensamiento lúcido... es una de las cosas que más me indignan, que ejemplo y que vergüenza.

M*