Tenemos derecho a pensar diferente.

Alondra Durán Oviedo

El 22 de mayo la prensa nacional e internacional dotaba de sensacionalismo la detención de Miguel Ángel Beltrán Villegas, denominado como “Miembro de la Comisión Internacional de las FARC”, sin tomar en cuenta su carrera como profesor en la Universidad Nacional de Colombia y de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Poco se ha hablado de la capacidad académica de Miguel Ángel, mucho menos de su trayectoria como intelectual e investigador comprometido con el conocimiento, la verdad y la justicia, no se han mencionado sus intensos estudios sobre el movimiento social y armado en Colombia, lejos de ello su detención aparece como una celebración a la estrecha cooperación entre México y Colombia. Cooperación que hasta el día de hoy no ha dado frutos para recibir una respuesta oficial y tangible de lo sucedido con nuestros compañeros universitarios en Sucumbíos, Ecuador, asesinados por el Gobierno de Colombia. Sólo en casos “seleccionados” dicha cooperación tiene efectos.

El margen de la detención de Miguel Ángel se da bajo la solicitud de Colombia por vincularlo con Raúl Reyes (líder guerrillero, asesinado en el bombardeo de Sucumbíos, Ecuador) en un caso más de lo que han denominado “la FARC-política”; el diario colombiano El Tiempo menciona: “según las autoridades, hay por lo menos 159 evidencias que demuestran su relación con el grupo guerrillero”. Es el mismo argumento por el cual se detuvo a la Socióloga Liliana Patricia Obando en Agosto del 2009, se le vinculo con los correos obtenidos del computador de Reyes y se le privo de la libertad bajo los cargos de “rebelión” y “manejo de dineros de grupos terroristas”, la orden de captura de Miguel Ángel es por “concierto para delinquir con fines terroristas y financiación de terrorismo".

Al igual que en el caso de Liliana las vejaciones, excesos de violencia y abusos de autoridad no se han hecho esperar. La detención de Miguel Ángel se suma a la interminable lista de académicos e intelectuales colombianos que han sido privados de su libertad y en algunos de los casos asesinados, dando una muestra clara del autoritarismo del Estado Colombiano.

Se les acusa de apoyar a la insurgencia colombiana por el hecho de manifestarse públicamente a favor de una resolución pacífica al conflicto que vive Colombia, enunciando los compromisos que el Estado Colombiano debe asumir para la resolución del conflicto social y armado que vive la nación.

Las armas más valiosas de Miguel Ángel son el uso de la razón, su capacidad para comprender la realidad y su valor para comprometerse con la vida. Sumemos nuestras voces ante la injusticia del Estado Colombiano y reafirmemos la solidaridad de los pueblos.

“Es necesario hoy más que nunca mover los lazos de solidaridad, con los miles de ciudadanos que sufren los embates autoritarios y antidemocráticos del Estado colombiano y denunciar esta política demencial de persecución contra quienes cumplimos con la función de investigar y educar”

Miguel Ángel Beltrán V.

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