Chile: Pinochetismo sin Pinochet

Xtraido de Machetearte


Por E.C.

Ni Michelle Bachelet, la presidenta saliente de Chile, ni Sebastián Piñera, el empresario abiertamente pinochetista que asumirá el poder, dicen la verdad sobre los resultados electorales chilenos, los cuales son diferentes a los que pregonan los medios. La realidad de las elecciones chilenas fue que el candidato Eduardo Frei perdió con el 27.61 %, Piñera ganó con el 29.76 % y la abstención los arrolló a ambos, con el 42.6 %, o sea que más de 5 millones de chilenos en edad de votar, de un total de casi 12, no apoyaron, ni al candidato de la ultra derecha, ni al de la llamada concertación, que no tiene nada de izquierda y si mucho de neoliberal.

Lo que en Chile llaman el “voto joven o tercer sector”, a pesar de ser mayoría, fueron deliberadamente ignorados por los medios de comunicación comerciales y oficiales. Esto no es de extrañar, pues por todos los medios tratan de ocultar que un sector mayoritario del pueblo chileno no está de acuerdo con el jueguito seudo democrático que se impuso al caer la dictadura, inaugurando una “dictablanda”, un pinochetismo sin Pinochet.

La llamada “Concertación” que gobernó 20 años desde que Pinochet dejo formalmente el poder, es una mezcla de intereses personales y de grupos políticos, que nada tiene que ver con la construcción del socialismo, ni tampoco se acerca al gobierno de la Unidad Popular que encabezó Salvador Allende.

Los gobiernos de la “Concertación”, de una manera disfrazada, continuaron y profundizaron las políticas neoliberales del genocida Pinochet. En todo el mundo se supo de la represión que estos gobiernos de la Concertación realizaron contra el pueblo Mapuche, que de acuerdo a las legislaciones internacionales reclamaron (y reclaman) sus derechos históricos.

Con la aplicación del capitalismo neoliberal los de la Concertación llegaron al absurdo de autorizar la destrucción de importantísimos glaciares para explotar minas de oro que se descubrieron bajo las moles de hielo. Se aprobaron leyes contra los trabajadores chilenos como la del trabajo, de educación, de salud, que ahondaron la antidemocrática constitución de la dictadura.

Piñera es “la misma gata, pero…. sin disfraz”; defiende abiertamente los planteamientos neoliberales que le ordena el banco mundial y el FMI. Por ello ya declaró que su primera ofensiva será contra los mineros chilenos, implementando medidas para terminar de privatizar las minas de cobre, que fueron nacionalizadas por el gobierno de la Unidad Popular. El cobre es para Chile lo que es el petróleo para México.

Y quizá a algunos les parezca que el 42% de votos nulos, abstenciones, etc. es una realidad normal y cae dentro de la media de América Latina. No lo es para Chile donde hay una tradición de politización de amplios sectores de los trabajadores. Si bien en cierto que el pinochetismo hizo mella en esa cultura política, promoviendo el individualismo y el consumismo neoliberal, amplios sectores del pueblo chileno se alistan para luchar, utilizando todos los medios posibles, en contra de un pinochetismo renovado, al cual le dio oxigeno la concertación.

Los jóvenes chilenos, esos que cotidianamente se ven confrontando a los represores (que por aquellas tierras les llaman carabineros), o los indómitos mapuches, son solo la punta de un iceberg, la avanzada de un pueblo que a pesar de la represión y de las mediatizaciones burguesas, no se da por vencido.

No va a ser fácil y menos ahora que se instalará en la silla presidencial un empresario neoliberal que puede desatar nuevamente una carnicería. Pero los trabajadores chilenos han demostrado que a pesar de los fascistas saben sacar la casta y sobreponerse. Los honores con los que inhumaron al cantante Víctor Jara (asesinado por Pinochet) y el acompañamiento que le dieron decenas de miles a su nueva tumba, no fue solo un acto simbólico. Sólo hay que dar un poco de tiempo.

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