Soy periodista independiente, autora del libro México armado (1943-1981) y Corte de caja, entrevista con el subcomandante Marcos, y escribo en la revista Gatopardo. Recurro a este espacio para denunciar la intimidación creciente sobre mi ejercicio periodístico, enfocado particularmente en movimientos radicales y guerrilleros. He sido víctima de vigilancia, intervención telefónica y cibernética, y en días pasados, aprovechando mi ausencia por un viaje de promoción de mi obra, ingresaron a mi departamento por el balcón. No fue un acto de delincuencia común, pues no sustrajeron nada de valor. Se dirigieron al baño y defecaron y orinaron, además de que manipularon mis objetos de uso personal. Dejaron abierta la ventana del baño y del balcón para que fuera ostensible su paso. Lo único que sustrajeron fue la libreta de reportera que tenía al lado de la computadora. Al día siguiente un hombre en bicicleta con apariencia castrense rondó mi edificio, y al ser descubierto ocultó su rostro.
Los actos de vigilancia hacia mi persona y domicilio fueron evidentes. Interpondré una denuncia en la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos contra Periodistas de la PGR. No porque crea en su justicia, sino para que mi nombre quede para la posteridad, en los archivos de la ignominia. Artículo 19 afirma que 65 por ciento de las agresiones a periodistas de México en 2009 fueron perpetradas por el Estado. Hago responsable de cualquier acto contra mi integridad y la de mi familia al gobierno de Felipe Calderón. Sigo con la pluma en la mano.
Laura Castellanos
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