La contrainsurgencia zapatista

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Contrainsurgencia antizapatista

CONTRAINSURGENCIA

La contrainsurgencia es la respuesta del Estado ante los movimientos sociales que buscan una transformación social. Es la política represora, que utilizando medidas legales e ilegales pretende eliminar o debilitar a los grupos insurgentes.

El Estado utiliza fuerzas militares y policiacas para la represión directa hacia los simpatizantes y bases de apoyo del movimiento. Actualmente intenta entrar en el imaginario de la comunidad buscando deslegitimar las causas.

La contrainsurgencia en México es, para el gobierno federal y estatal, el principal tópico de la agenda ante movimientos sociales, pero la resistencia es un claro ejemplo de la defensa del pueblo por su vida.

CONTRAINSURGENCIA ANTIZAPATISTA

La autonomía de las comunidades zapatistas es el desafío más importante al proyecto conservador del Estado Mexicano.

Para atacarlos militarmente, al gobierno le incomoda la legitimidad del proyecto zapatista reconocida mundialmente.

La estrategia contrainsurgente del ejército mexicano con la asesoría militar de los Estados Unidos intenta aislarlos del movimiento social y de la solidaridad internacional.

El aspecto más exitoso de esta estrategia contrainsurgente consistió en abrir espacios de gobierno y de poder a los partidos políticos de derecha y de izquierda convirtiéndolos en nuevos aliados contra el zapatismo. Esto explica la ruptura del EZLN con la corrupta clase política y el impulso de un movimiento civil y pacífico no subordinado llamado la otra campaña.

El estado mexicano criminaliza el apoyo internacional de defensores de derechos humanos. En México intentan presentarlos como intervencionismo ilegal, tratando así de obstaculizar el encuentro entre los zapatistas y otras luchas en el mundo.

La formación de grupos paramilitares integrados por indígenas es una tentativa del gobierno mexicano para ocultar su propia actuación, aparentando conflictos locales étnicos o religiosos.

Estos grupos paramilitares fueron formados por el gobierno y cuentan con respaldo militar, policiaco, gubernamental y mediático.

Las denuncias emitidas por las Juntas de Buen Gobierno dan cuenta del incremento de las agresiones, y la motivación clara de arrebatarles a los municipios zapatistas sus tierras y territorios, ricos en recursos naturales.

La violencia es extendida contra organizaciones, movimientos y colectivos que en la región han impulsado la defensa de los derechos humanos y la construcción de alternativas de vida desde los pueblos. Estas agresiones se manifiestan en denuncias penales contra activistas, acoso y espionaje, allanamientos de locales, detenciones, desapariciones forzadas, desalojos y desplazamientos,, asesinatos, difamaciones, entre otras.

Periódicos que en el pasado dieron espacio a la palabra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, como la Jornada, publican ahora, como si fueran noticias, gacetillas del gobierno de Chiapas con la versión de los paramilitares acerca de los hechos. Periódicos de derecha publican mentiras buscando generar confusión e intentando presentar a los zapatistas como terroristas.

El gobierno y los medios esperan que algo de esas mentiras vaya quedando en la cabeza de los lectores.

Por eso la comunicación es una herramienta importante del movimiento social para enfrentar a esta contrainsurgencia.

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Al son de los medios abajo y a la izquierda


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Contra insurgencia antizapatista

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