“Ese día comenzamos a hacernos hombres..y mujeres”
28 de Septiembre no se olvida
Por: Vladimir Vargas. Célula Sergio Almaguer del Partido de los Comunistas
El
28 de septiembre del 2008 el Partido de los Comunistas cumplió su
palabra empeñada en el recorrido de la Otra Campaña en 2006.
“Acompañaremos hasta donde las viudas y familiares de los mineros
fallecidos en Pasta de Conchos lleguen”. Y junto con el partido
cumplieron su palabra todos los adherentes a la Sexta Declaración de la
Selva Lacandona.
Ese
día se acabaron los discursos y una brigada encabezada por el
Secretario General del Comité Central del Partido de los Comunistas,
Fernando Acosta Esquivel, incursionó dentro de la mina número 8 de Pasta
de Conchos. Entraron a los socavones de la mina de carbón conocida en
el mundo minero como “La Fatídica”. La misma que aun tiene en su seno
los cuerpos de 63 mineros. La misma mina siniestrada que significaba,
según la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y la empresa Minera
México, un peligro de muerte para todo aquél que se atreviera a entrar
en ella.
Después
de tantas mentiras y calumnias inventadas por el gobierno y por los
empresarios asesinos del Grupo México, desde
que si el agua que se encontraba en la mina tenía Sida, Hepatitis o que
producía Cáncer; hasta decir que nadie podría avanzar mas de 100 metros
sin que cayera muerto por la cantidad inmensa de gas metano que había
en su interior. Además de las mentiras tradicionales que indicaban que
fue tan grande la explosión el 19 de febrero del 2006 que no quedó
absolutamente nada debajo de la tierra.
Pues
todas esas mentiras quedaron sepultadas el 28 de septiembre del 2008.
Pues no pasó nada de lo que el gobierno y los empresarios dijeron. Con
lo que se confirmó que los mineros de Pasta de Conchos fueron
asesinados. Primero por el pésimo estado, en materia de seguridad, de la
mina. Y segundo, pues las pruebas de que los abandonaron, que los
dejaron morir al quedar atrapados en la mina fueron
mas que evidentes.
Pero
el 28 de septiembre va mas allá del hecho de evidenciar a los
mentirosos y asesinos que son los que nos gobiernan. Además de dejar en
claro el odio de clase que sienten por los trabajadores. El 28 de
septiembre significó el arranque de una de las tareas y proyectos más
grandes que ha impulsado una organización revolucionaria en los últimos
años en nuestro país. La tarea del rescate de los cuerpos de los 63
mineros ha sido la obra más humana de que se tenga memoria en los
últimos años. Y solamente podría ser empujada por hombres y mujeres que
aspiran a vivir en otra sociedad y en otro mundo. Realizada por hombres y
mujeres adherentes a la Otra Campaña. Por hombres y mujeres comunistas.
El
trabajo del rescate con justicia y dignidad, con independencia fue obra
de mucha gente. No sólo de nuestro Partido, ni de la gente de la Otra
Campaña, fue una obra de todo el pueblo de México. Que se involucró, que
aportó, que se indignó con lo sucedido, que acudió al llamado de
rescatar a sus hermanos mineros de Coahuila.
Cientos
de boteos, cooperaciones, rifas, manifestaciones, reuniones, asambleas.
Con gente de la academia, con estudiantes, amas de casa, obreros,
campesinos, religiosos, ecologistas, etc. Todos trabajando para enviar
recursos a quienes laboraban día y noche en el fondo de la mina número
8.
Que
grandes jornadas aquellas del boteo. Que grandes jornadas aquellas en
las afueras de la mina de los militantes de la JCM y del Partido de los
Comunistas. Que grandes jornadas de trabajo, de espera y de lucha de las
viudas y familiares.
Tuve
la oportunidad de asistir al III Congreso Nacional de la JCM y ahí
escuche en el informe del Comité Nacional la valoración que se hacía de
tan grande lucha:
“El
28 de septiembre del 2008 se nos acusó de locos, de suicidas, de
utópicos, de soñadores, de aventureros, y no sé de que tantas cosas.
Quizás éramos algo de todo eso, pero recordando al Che Guevara: Sólo
que de esos que arriesgan el pellejo”. Entramos al fondo de la mina. A
mas de 1500 metros acabamos con la farsa del gobierno y de la empresa
asesina del Grupo México y denunciamos el homicidio industrial ahí
perpetrado. Y lo hicimos arriesgando la vida. Pues en la Secretaria del
Trabajo, en voz del porro que la dirige, se dijo que no avanzaríamos ni
100 metros cuando seguramente los gases nos matarían. Pero compañeros:
Cuando se tienen principios sólidos. Cuando el dolor ajeno es propio.
Cuando se cumple la palabra. Cuando el tener la razón nos da fuerza y
seguridad. Cuando se es comunista, se hacen cosas que resultan
increíbles para quien no nos conoce realmente. A pesar de todas las
mentiras dichas una y otra vez por el gobierno, la empresa, y los medios
de comunicación buscando en la lógica gobeliana de que si la repites
muchas veces se hace verdad, el
compañero Fernando Acosta Esquivel tomó el metanómetro en sus manos y
bajó en primer lugar hasta el fondo. El metanómetro no marcó gas, la
prueba irrefutable de que el gobierno y la empresa mentían, es que el
compañero siguió con vida. El verdadero metanómetro eran sus pulmones.
Pero
no quedó ahí. Después de desenmascarar la mentira de los de arriba. Se
inició el rescate independiente. Toda una proeza que es un reto tratar
de describirla por medio de las letras. Ya vendrán otros mas capaces que
puedan describir la obra de amor a la humanidad que se edificó en Pasta
de Conchos. Y esto no fue obra solo del Partido de los Comunistas, ni
de la JCM, ni de la Otra Obrera. El trabajo de rescate fue y ha sido
obra del pueblo de México. Del México de abajo que entregó en buena
parte de
los recursos necesarios para llevar a cabo la inmensa tarea de
intentar rescatar los cuerpos de nuestros compañeros mineros. A tan sólo
uno metros de llegar a los cuerpos fuimos expulsados por la fuerza
pública al mando del ahora presidente del PRI.
Perdimos
esa batalla por no contar con una fuerza similar para hacerle frente,
pero no hemos perdido la guerra menos la esperanza de rescatar a
nuestros compañeros. Algún día, muy pronto, les decimos a los de arriba
pero sobre todo a las viudas y familiares, algún día volveremos a bajar
al fondo de la mina numero 8 de Pasta de Conchos y rescataremos a
nuestros compañeros.”
El
28
de septiembre quedará grabado para todos nosotros como una fecha
histórica. Seguramente también quedará en los libros de historia. Claro,
cuando la historia la escriban los trabajadores. Esta fecha hoy la
queremos recordar como el inicio de una obra llena de amor a la
humanidad y a nuestra clase trabajadores. Como el día en que los
comunistas acabamos con ese prototipo que construyeron los farsantes de
que el comunista era un ser frío y que sólo se la pasaba analizando el
pasado y construyendo el futuro como se construyen los castillos en el
aire. El 28 se acabaron los mitos sobre que las mujeres no podrían
ingresar a las minas cuando las compañeras viudas ingresaron
valientemente.
Ese
día 28 de septiembre dimos nosotros un paso muy grande como Partido.
Nos quitamos la ropa sucia de
encima y comenzamos nuestro camino rumbo a la verdadera contribución
revolucionaria a nuestro pueblo. La que no se basa en la palabrería y en
la pose. Sino la que se basa en ponerlo todo, la vida si es necesario.
Siempre estará en nuestra mente aquel 28 de septiembre. Diría una compañera: “ese día comenzamos a hacernos hombres..y mujeres”
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