Escucha el Reporte del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan
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Hace
un año, el 1º de octubre de 2010, la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (CoIDH) notificó dos sentencias contra el Estado Mexicano en
los casos de Inés Fernández Ortega y otros, y Valentina Rosendo Cantú y otra,
en las cuales determinó que ambas mujeres indígenas del pueblo me’phaa
habían sido violadas sexualmente y torturadas por elementos del Ejército
Mexicano en diferentes circunstancias durante el año 2002, a la edad de
25 y 17 años respectivamente, en un contexto marcado por la pobreza, la
discriminación y lo que el Tribunal Interamericano denominó “violencia
institucional castrense”.
Las
sentencias impusieron al Estado Mexicano la ineludible obligación de
reparar el daño causado a ambas mujeres y sus familiares, así como
asegurar que las violaciones a derechos humanos que sufrieron Inés
Fernández Ortega y Valentina Rosendo Cantú no vuelvan a cometerse, esto
al ordenar reformas de índole estructural. En este sentido, las
reparaciones implican diversas acciones, incluyendo medidas de alcance
en el ámbito comunitario, hasta el deber de reformar el Código de
Justicia Militar y posibilitar un recurso efectivo para impugnar su
intervención, así como la realización de actos públicos de
reconocimiento de responsabilidad, entre otras.
No
obstante, habiendo transcurrido un año desde que las decisiones fueron
emitidas, los avances sustantivos en su cumplimiento siguen siendo
escasos. La persistencia de la impunidad que protege a los militares que
torturaron y violaron sexualmente a las señoras Fernández Ortega y
Rosendo Cantú es prueba de la reticencia del Estado para cumplir las
sentencias.
El
incumplimiento de estas medidas implica una grave contravención a las
obligaciones internacionales del Estado Mexicano en su conjunto,
incluyendo al Poder Legislativo, que no ha avanzado en lo que le
compete.
Instamos,
por lo tanto, al Estado Mexicano, a dar pronto y adecuado cumplimiento a
todas las medidas de reparación ordenadas por la CoIDH en sus
sentencias, para garantizar que el sufrimiento y la violencia de la que
fueron víctimas Inés y Valentina no se repita jamás.
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