
Gloria Muñoz Ramírez
La Jornada.- El día
de hoy, aniversario 29 de la fundación del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional (EZLN), de muchas y variadas formas se celebrará la
hazaña de su nacimiento. Encuentro es la palabra que resume las
actividades que se realizarán en México y en muchas partes del mundo,
desde el Festival de la Memoria, impulsado por la Red de Medios Libres
Chiapas, el Encuentro de Palabras en la ciudad de Querétaro, las
jornadas informativas y culturales en el zócalo de Puebla, las
actividades convocadas por la Red Nacional contra la Represión en la
explanada de Bellas Artes, en la ciudad de México; los volanteos
informativos en Fresnillo, Zacatecas. Y, en el ámbito internacional,
fiestas como la organizada por la Plataforma Vasca de Solidaridad con
Chiapas, bajo la consideración de que las bases de apoyo zapatistas son
un ejemplo de lucha transformadora de su propia realidad, y el EZLN un
ejemplo de resignificar la vieja tradición de guerrilla y de situarse en
un nuevo paradigma frente a la toma del poder.
Muchos dirán que no hay motivo de
celebración, cuando están siendo atacados sus pueblos por grupos
paramilitares, como en los casos recientes en las comunidades Comandante
Abel y Unión Hidalgo, pero son precisamente las condiciones en las que
estas comunidades construyen su autonomía, en medio del hostigamiento
permanente, que el festejo es doble, pues la lucha por la dignidad no se
consigue por las buenas y ellos no se han cansado de poner el cuerpo.
Además de las celebraciones culturales,
en muchos lados se celebra la palabra zapatista poniendo en la mesa las
batallas contra el despojo que se dan a lo largo y ancho del territorio
nacional, principalmente en los pueblos indígenas, legítimos guardianes
de los recursos naturales que múltiples megaproyectos les quieren
arrebatar. La influencia del levantamiento de 1994 es tan cotidiana que a
veces es imperceptible, pero, como refiere José Carrillo de la Cruz,
líder moral de la comunidad wixárika Mesa del Tirador: de los zapatistas
“aprendimos que nunca es bueno con las armas, que hay otros medios con
los que podemos defendernos, usando la inteligencia, con otro tipo de
convencimiento. Con ellos aprendimos eso y lo que nos dijeron se nos
quedó muy grabado, por lo que echamos a andar las asambleas, como en la
que estamos ahora.
Compartir nuestras experiencias nos deja
ver que donde hay despojo hay lucha y que el vínculo y la suma de esas
resistencias puede hacer que entre todos podamos resistir, defendernos y
salir mejor librados de esta difícil situación, señalan desde
Guadalajara, Jalisco, los pueblos de esta entidad que celebran,
precisamente este día, un encuentro sobre y contra la intensificación
del despojo.
losylasdeabajo@yahoo.com.mx. – http://desinformemonos.org
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