por Mumia Abu-Jamal
La mayoría de los comentarios públicos sobre la extensa práctica
estadounidense del confinamiento en solitario (el aislamiento prolongado en una
celda) son sólo una expresión de ignorancia porque los comentaristas se
refieren a algo que en su vida no han visto o vivido.
Pero decenas de miles de hombres, mujeres y jóvenes ––todos ciudadanos de
Estados Unidos–– conocen esta realidad porque se despiertan en ella,
permanecen en ella y luchan contra las llamas del infierno en ella.
El confinamiento en solitario es, a final de cuentas, una institución
política iniciada, mantenida y continuada por otra institución política
––la prisión–– y aprobada por las instituciones más altas del
Estado
––las asambleas legislativas, los jueces, los gobernadores.
Es el resultado lógico de décadas de declaraciones duras de los
“expertos” y políticos que compiten para ser los más duros contra el
crimen. ¡Enciérrenlos y tiren la llave!
De su malicia banal han surgido los fríos ladrillos de acero del ‘hoyo’,
donde decenas de miles de personas viven la cotidiana realidad de la tortura
hora tras hora, minuto tras minuto, a través del ostracismo social y el
inframundo del aislamiento.
Lo más alarmante es que los efectos del aislamiento no son recién conocidos.
Cuando Filadelfia fue una ciudad cuáquera de verdad y las élites locales
construyeron la primera penitenciaria para enseñar penitencia, ellas arrojaron
a los hombres a celdas solitarias de silencio, sólo acompañados por la
Biblia.
Las autoridades aprendieron rápido que este tipo de régimen volvió
locos a los hombres, provocando graves enfermedades mentales.
Lo supieron en aquel entonces. ¿Cómo fue posible olvidarlo en la segunda
mitad del siglo veinte?
El zorrillo en la casa es el tenebroso arte de la política; es lo que produce
los sótanos actuales donde más de cien mil personas sufren un infierno
interminable.
Nuestra política es sólo la expresión de nuestro miedo, y este miedo es la
fortuna de los medios masivos de comunicación. Miedo racial. Miedo de clase.
Donde haya miedo, hay odio. Y donde haya odio, violencia.
¿Y cuál violencia es peor que la violencia del Estado? Es lo que construyó
la máquina carcelaria más grande de la historia, conocida por académicos y
activistas como el complejo industrial carcelario. El régimen del
confinamiento en solitario es un subconjunto de ese complejo.
Ahora los llamados ‘tribunos del pueblo’, los medios masivos de
comunicación, anuncian lo que hemos sabido durante décadas: el confinamiento
en solitario es tortura. Era tortura en el siglo diecinueve, era tortura en los
años ‘70, es tortura hoy en día y será tortura mañana.
Es tortura para personas como Russell ‘Maroon’ Shoatz, quien, excepto por
breves intervalos, ha pasado alrededor de tres décadas en aislamiento. Es
tortura para miles de hombres y mujeres en los pasillos de la muerte en todas
partes del país. Es tortura para los muchos que han pasado vidas de soledad
ordenada por el Estado, separados no sólo de sus seres queridos, sino de otros
presos también, durante décadas.
La política construyó estos monumentos al miedo y a la ignorancia. Solamente
una ciudadanía enfurecida los puede tumbar.
Ahora es cuando.
Desde la nación encarcelada soy Mumia Abu-Jamal.
©'12 Mumia Abu-Jamal
13 de julio de 2012
Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México
http://amigosdemumiamx.wordpress.com/2012/08/02/una-cuestion-de-tortura/
Una cuestión de tortura
Publicado por
Dicidente Radio
on domingo, 5 de agosto de 2012
Etiquetas:
Mumia Abu-Jamal,
presxs políticxs libertad
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