[COP-16] Cancún cede al Banco Mundial la gestión del cambio climático

La Cumbre concluyó ayer con un "acuerdo" que prevé, de nuevo, la creación de un fondo para luchar contra el cambio climático y que será gestionado por el Banco Mundial

x Gara / La Haine

El acuerdo no impidió que se repitiese el fiasco de Copenhague. Bolivia no se sumó a la aprobación del texto y anunció que recurrirá ante el Tribunal de La Haya. La Paz se mostró crítica con la participación otorgada al Banco Mundial.

Cerca de 200 países reunidos en Cancún (México), ante las presiones de los poderosos, adoptaron ayer una serie de mecanismos -todavía embrionarios- para "luchar" contra el cambio climático.

El texto prevé, de nuevo, la creación de un fondo verde para ayudar a los países en desarrollo a hacer frente al calentamiento y pone en marcha un mecanismo para luchar contra la deforestación. Dinero que volverá a los países ricos mediante la venta de derechos de contaminación.

Sin embargo, este fondo estará controlado por el Banco Mundial, un organismo que no se ha distinguido por su sensibilidad medioambiental. Al contrario, las exigencias neoliberales del Banco Mundial han obligado a que numerosos países hayan tenido que suspender sus programas sociales, lo que ha generado también problemas medioambientales.

El objetivo de la cita mexicana -con ambiciones modestas- era resucitar el proceso de negociación impulsado por la ONU, fuertemente desprestigiado por la inmensa decepción que supuso la cumbre de Copenhague. Esta vez no fue distinto.

Algunas horas antes, el texto de compromiso puesto sobre la mesa por México recibió el apoyo de la mayoría de los 194 estados presentes en la Convención de la ONU sobre el Clima. Con la oposición de Bolivia y la ausencia de la mayoría de países del ALBA

Este texto «evidentemente no resolverá la cuestión del cambio climático», señaló el principal negociador estadounidense, Todd Stern.

La principal virtud del texto, aprobado ilegalmente pese a la oposición de Bolivia, es oficializar numerosos puntos del acuerdo político de Copenhague, que no fue jamás adoptado por la Convención de la ONU, y que claramente benefician a los países más industrializados.

De este modo, en un retroceso con respecto a Kyoto, se fija el "objetivo", no la obligación, de limitar el alza de la temperatura media del planeta a dos grados por encima de los niveles preindustriales.

El texto es un retroceso con respecto al Protocolo de Kioto, único tratado jurídicamente obligatorio sobre el clima que existe actualmente, pese a que no ha sido suscrito ni por EEUU ni por China, principales agentes contaminantes del mundo.

La cuestión de la prlongación de ese protocolo será discutida nuevamente en la próxima cita sobre el clima, a finales de 2011 en Durban (Sudáfrica).

Los países desarrollados prometieron en Copenhague movilizar 100.000 millones de dólares [75.500 millones de euros], de los cuales todavía no se ha visto ni un dólar. En el nuevo fondo verde, que gestionará una parte importante de esta presunta cantidad, el Banco Mundial actuará como "administrador".

Las numerosas preguntas que surgen sobre la manera en la que se creará este fondo siguen sin respuesta.

Bolivia recurrirá ante el Tribunal de La Haya

Bolivia anunció ayer que acudirá al Tribunal Internacional de La Haya para impugnar el resultado de la Cumbre de Cancún al considerar que violó el reglamento de la ONU en la aprobación de sus documentos finales.

El jefe de la delegación boliviana, Pablo Solón, señaló que la presidenta de la cumbre, Patricia Espinosa, violó el reglamento de la Convención, que establece que los acuerdos se adoptan con el consentimiento de los 194 países miembros.

Entre otras cosas, Bolivia rechazó el acuerdo de Cancún por considerar que abre las puertas a que se sustituya en un futuro el Protocolo de Kioto (1997), el único instrumento vinculante que hasta la fecha obliga a los países desarrollados a reducir sus emisiones.

También rechaza que se amplíe la posibilidad de aumentar el uso de nuevos mecanismos de mercado como si fueran «una varita mágica», así como que se otorgue un papel primordial al Banco Mundial para gestionar el nuevo fondo verde de ayudas a los países en desarrollo.

A juicio de Solón, la cumbre de Cancún «ha terminado muy mal» porque la Presidencia mexicana no respetó las reglas, «algo que ni siquiera ocurrió en Copenhague».

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