Atenco: cinco años de impunidad y resistencia


Xtraido de Zapateando
Javier Hernández Alpízar


La represión que desataron el gobierno perredista de Texcoco –encabezado por el presidente municipal Nazario Gutiérrez, quien publicó en inserción pagada en La Jornada que él pidió la intervención de la fuerza pública federal–, el gobierno priista del Estado de México –encabezado por el actual candidato de Salinas y el grupo Atlacomulco a la presidencia Enrique Peña Nieto– y el gobierno federal panista de Vicente Fox, durante el día 3 de mayo de 2006, en las cercanías de mercado Belisario Domínguez en Texcoco, y la madrugada del 4 de mayo, con la invasión policiaco- militar conjunta de la policía municipal, los ASES del Estado de México y la ex PFP, hoy policía federal, e incluso cuerpos de élite contrainsurgentes al pueblo de Atenco, significó de facto la suspensión de las garantías individuales, es decir, un estado de excepción no declarado (por ende, ilegal) del que se hizo cómplice la clase política con su silencio, en espera de las encuestas electorales.

Hoy las reformas so pretexto de seguridad nacional pretenden legalizar lo que en 2006 fueron delitos de Estado.

Carlos Montemayor comparó ese operativo de control de población con los que él describió en su novela Guerra en el paraíso, es decir, cuerpos militares que atacan al amanecer una población rural, como el Guerrero de Lucio Cabañas, y realizan todo tipo de tropelías permitidas y de hecho ordenadas desde el poder.

El 3 de mayo, una bala de la policía mató al menor de edad Francisco Javier Cortés Santiago. Lo cual generó una reacción de ira de la población que hizo huir a la policía, para berrinche y peticiones histéricas en TV Azteca de que mandaran al ejército. Ese día ocurrieron las primeras detenciones y las primeras violaciones sexuales de algunas detenidas cometidas por la policía. No solamente detuvieron a Ignacio del Valle –a quien los medios linchaban como autor intelectual de la violencia– a floristas e integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) sino que se llevaron a personas que solamente iban pasando por el lugar en ese momento.

Esa tarde, integrantes de la Otra Campaña llegaron a Atenco con la idea de hacer un cinturón civil de paz para evitar más represión, ya habían: un muerto, mujeres violadas, tortura y presos políticos. Por la noche, en una rueda de prensa cuyas palabras ya no se publicaron, el FPDT entregó a la Cruz Roja a policías detenidos por la población en los enfrentamientos y ofreció dialogar, pidiendo la liberación de los presos políticos.

Por la madrugada, un operativo policiaco militar –coordinado por responsables como el gobernador Peña Nieto, y más discreto pero presente en las reuniones de Estado Miguel Angel Yunes, y por militares al mando de los cuerpos policiacos como Eduardo Medina Mora, que después pasó a titular de la PGR– cateó casas, detuvo a unas 207 personas en total, violó y torturó sexualmente a mujeres, dio salvajes golpizas y permitió a fotorreporteros tomar y publicar fotos y videos de los ensangrentados con el obvio propósito de atemorizar (terror de estado), trasladó en medio de todas estas vejaciones a las y los presos políticos al penal de Santiaguito y al Altiplano (de máxima seguridad) en Almoloya de Juárez, Estado de México.

Las primeras movilizaciones fueron solamente de los adherentes, activistas y simpatizantes de la Otra Campaña. Cerraron carreteras, escuelas, marcharon en el DF, enfrentaron la represión del gobierno del DF, Marcelo Ebrard, amigo personal de Peña Nieto y ahora deportivo rival en las encuestas de los presidenciables –Peña Nieto estuvo entre los invitados de honor de Ebrard en al conmemoración de los 40 años de la masacre de Tlatelolco en 2008–.

En la ciudad de México había un clima mediático de terror contra Atenco y la Otra Campaña. Los noticieros hablaban de que buscaban y detendrían a América del Valle y al subcomandante Marcos. Ella tuvo que esconderse hasta hace pocos meses como exiliada interior en su propio país; Marcos encabezó una marcha de la Universidad de Chapingo a Atenco, pasando por Texcoco, la cual recuperó el poblado, dio apoyo a los atenquenses y denunció que le habían entregado casquillos de las balas que los policías dispararon en el operativo.

Mostró los casquillos y ofreció dar entrevistas a los medios comerciales que publicaran la imagen de los casquillos. Asistió a romper el cerco mediático, y salió bien librado, en entrevistas con insidiosas preguntas, lo mismo de Loret de Mola en Televisa, que de Carmen Aristegui en CNN: ella estaba tan enojada con el EZLN, Atenco y la Otra Campaña que se había deslindado públicamente de una carta del colectivo Mujeres Sin Miedo que condenó la violencia contra las mujeres, en La Jornada. Ofelia Medina le ofreció disculpas por haber puesto su firma “por error”.
En la ciudad de México la policía veía pasar a los manifestantes por los torniquetes del metro y murmuraba de ellos, en un clima de macartismo como el que les tocó en 1968 a los manifestantes.

La movilizaciones, los medios alternativos de la Otra Campaña y las organizaciones de derechos humanos lograron revertir la satanización de Atenco y de los presos políticos. Años después Ignacio del Valle no sólo salió libre, sino convertido en un héroe de la izquierda no electoral mexicana.

Las más recientes imágenes de Ignacio del Valle, pidiendo la libertad de los presos políticos de San Sebastián Bachajón, Chiapas, frente a la representación del gobierno perredista de Juan Sabines en el DF, y siendo encapsulado por la policía junto con jóvenes anarquistas que pedían la libertad de Víctor Herrera Govea, joven preso libertario que había antes luchado por liberar a los presos de Atenco, son todas ellas imágenes que muestran cómo han estado las cosas en todos estos años.

El gobierno perredista del DF ha detenido a jóvenes incluso en las marchas de los 2 de octubre. En Atenco siguen intentando meter proyectos que expropien la tierra de los campesinos del Valle de Texcoco. La Otra Campaña ha sufrido más detenciones, muertes, desaparecidos por todo el país, desde luego especialmente en Chiapas. El gobernador Peña Nieto es uno de los presidenciables y Ebrard es otro que suspira.

La represión se ha repetido y cada vez peor en Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, hasta Ciudad Juárez y contra los cucapás en Baja California Norte.

Y varios años después, el FPDT se movilizará de nuevo en la Marcha Nacional por Justicia y contra la Impunidad, como antes estuvieron en Oaxaca y dondequiera que hizo falta solidaridad. El EZLN –que cerró sus Caracoles en apoyo a Atenco, que llevó la palabra, de viva voz de los de Atenco y Oaxaca por todo el país en la Otra Campaña, que cerró carreteras en Chiapas en apoyo al pueblo de Oaxaca– ahora marchará junto con la Otra Campaña en Chiapas, en San Cristóbal, el día 7.

Las mujeres que sufrieron la tortura sexual han llevado la queja hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, donde el Estado Mexicano ya ha sido condenado por delitos graves como la violación de indígenas por militares, la desaparición forzada de activistas en Guerrero. Cinco años de impunidad, pero no de olvido, ni de desmovilización.

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