En pocos días podríamos ser testigos del principio del fin de la “guerra contra las drogas”. El narcotráfico es la mayor amenaza a la seguridad de nuestro continente, pero esta brutal guerra ha fracasado rotundamente en sus intentos de combatir la plaga de la adicción, el cultivo de la droga y las mafias que la trafican. Por el contrario, ha dejado miles de muertos, devastando nuestras comunidades, corrompiendo a políticos y policías, e inyectando miles de millones de dólares en las redes de crimen violento organizado.
Todos los expertos están de acuerdo en que la política más apropiada sería ponerle fin a la guerra contra las drogas, y emprender políticas alternativas. Pero pocos políticos quieren tocar este tema en sus agendas. Sin embargo, en un par de días una comisión global integrada por los ex presidentes y ministros de relaciones exteriores de la ONU, EE.UU., Brazil y México romperán el tabú — y pedirán públicamente la adopción de nuevos enfoques que tiendan hacia políticas de despenalización y de regulación de las drogas.
Nos encontramos ante una oportunidad histórica para nuestra generación, si somos suficientes los que nos unimos a este llamamiento pidiendo el fin de esta horrorosa violencia. Los políticos dicen entender que la guerra contra las drogas ha fracasado, pero también afirman que “la sociedad” no está lista para este cambio. Mostrémosles que no sólo queremos unas políticas de drogas sanas y humanas — ¡sino que lo exigimos ahora! Firma la petición y compártela con todo el mundo. Si llegamos a 1 millón de voces, la petición será entregada directamente por los miembros de la comisión global a los principales dirigentes mundiales.
Durante los últimos 50 años las políticas de drogas nos han fallado a todos en América Latina, pero el debate público sigue paralizado bajo la sombra del miedo, la corrupción y la desinformación. Casi todos, incluso la Oficina de Drogas de la ONU — que es responsable de la aplicación de estas políticas — comparten la opinión de que la carísima guerra contra las drogas ha fracasado. Desplegar militares y policías para quemar campamentos de drogas, perseguir a los narcotraficantes y encarcelar a vendedores menores y adictos ha sido inútil para combatir el consumo de las drogas, a la vez que ha arrasado injustamente numerosas vidas. En México, Guatemala, Colombia y en toda la región, la guerra contra el narcotráfico está destruyendo nuestros países, mientras que la adicción, las muertes por sobredosis, y las pandillas traficantes sigue en aumento.
Mientras tanto, en los países que tienen regímenes menos severos — como en Suiza, Portugal, Holanda y Australia — no se ha visto la explosión en el consumo de drogas que los defensores de esta guerra habían profetizado de manera alarmista. Por el contrario, ha habido reducciones significativas en los crímenes relacionados con drogas, en el número de adictos y en las muertes por sobredosis, y sus gobiernos se han podido concentrar en desmantelar imperios criminales.
La reforma a la política de la droga se enfrenta a un poderoso lobby que incluye a los militares, policías, y departamentos de prisión cuyos presupuestos podrían quedar en jaque. Además, muchos políticos en nuestra región temen que se reduzca la ayuda militar norteamericana, y que sus votantes los saquen de sus cargos si apoyan enfoques alternativos. Pero ex ministros y ex presidentes de la región están pidiendo ahora una reforma y las encuestas muestran que ciudadanos en todo el mundo saben que la política de drogas actual es una catástrofe. Finalmente existe una coyuntura favorable en pro de una mejor política para América Latina y otras partes del mundo que están siendo devastadas por este desastroso comercio.
Si logramos generar un movimiento mundial en los próximos días para apoyar el ambicioso llamamiento de la Comisión Global sobre Política de Drogas, podremos derrotar las viejas excusas del statu quo.Nuestras voces son la llave que puede abrir la puerta del cambio. Firma la petición y corre la voz.
Tenemos la oportunidad de abrir el capítulo final de esta horrible guerra que ha acabado con millones de vidas en toda América Latina, sin perdonar pueblos o fronteras. La opinión pública determinará si esta política catastrófica termina, o si los políticos siguen usando a los ciudadanos como una excusa para evitar cualquier reforma. Unámonos urgentemente para presionar a nuestros líderes, obligándoles a salir de sus dudas y miedos y a adoptar políticas humanas y eficaces.
Petición mundial para detener la guerra contra el narco. Los invito a unirnos!
Publicado por
Gastón
on jueves, 26 de mayo de 2011
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